Luis Gómez Ovalle escribe al modo antiguo un canto que dialogo con los siglos y las tradiciones de lo poético. La memoria y el acontecer venidero fideliza una relación musical con la palabra escrita, candorosa y llena de inteligencia, que devuelve este estilo de poesía escrita a sus bases más crudas: por el deseo de invocar, de cambiar de rumbo el tiempo y de sumergirnos en ese río que ya no será el mismo, las imágenes se agolparán en versos rituales.
El poder simbólico del poema es igual a su exterior. El centro y su superficie confiesan su palabra. Luis Gómez Ovalle entiende la búsqueda del lector, lo acompaña, y con él, duda también de las condiciones naturales de la vida, de la muerte y de cómo la entendemos. Es el acontecer, la próxima casa, un resto a la esperanza y una suma a la certeza de que tan solo somos un grado más en el espectro de lo humano, que aprende y se acompaña en la maestría de la escritura.
Más poeta que persona, Luis se entrega a la escritura como un vidente que rechaza la idea del destino como categoría del tiempo, y en cambio, comienza a transformarse en la propia materia del acontecer venidero.
Miguel Alberto Ochoa
No son las horas y los minutos,
tampoco la precaria ausencia
de poder sentir en mi existencia
que esto pudo haber sido más justo.
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